A pesar de que la morfología de los tejidos blandos que rodean los dientes desempeñan un papel fundamental en la estética sobre todo en el maxilar anterior (Belser et al. 1998), el impacto de las alteraciones de las dimensiones de los tejidos blandos en los sitios pos extracción ha recibido poca atención en la investigación clínica (Sculean et al . 2014). La cicatrización de heridas es un proceso complejo que interacción coordinada entre los diferentes tipos de tejidos y células (Sato y Takeda 2007; Gurtner et al 2008).
Como consecuencia, la curación de heridas de los alvéolos luego de una extracción dental da como resultado no sólo una alteración dimensional del hueso subyacente, sino también de la arquitectura de tejido blando circundante. Sin embargo, la investigación relacionada con las alteraciones dimensionales pos extracción se ha centrado principalmente en la biología del hueso mas no en los cambios del tejido blando (Cardaropoli et al. 2003).
En los pacientes, luego de un extracción dental, es importante evaluar el espero de la pared ósea remanente, existen biotipos, por ejemplo un espero por debajo de 1 mm corresponde a un fenotipo de pared ósea delgada (Januario et al. 2011), dentro de las 8 semanas de cicatrización, estos fenotipos óseas de pared óseas delgadas revelan una pérdida media de hueso vertical de 62.3% o 7.5 mm (Chappuis et al. 2013). Se han hecho intentos para preservar la altura de la pared ósea para la futura colocación del implante inmediato (Araujo et al. 2005), colocación inmediato de injertos (Araujo et al. 2015), o mediante el aumento de la placa ósea facial (Favero et al. 2015).
Chappuis V, et al. realizaron un estudio prospectivo que fue la primera en su tipo para investigar la interacción entre las dimensiones de los tejidos blandos y la anatomía ósea subyacente durante un período de cicatrización de 8 semanas luego de la extracción dental de dientes anterosuperiores. El análisis se realizó mediante impresiones digitales y tomografía computarizada cone beam en el cual se realizó superposiciones de modelo de los tejidos blandos y óseos, el procedimiento se realizó inmediatamente luego de la extracción dental y a las 8 semanas de cicatrización. Se evaluaron dos fenotipos de tejidos blandos el delgado y el grueso. El grosor del tejido blando en fenotipos delgados y gruesos de hueso en la extracción fue similar, con un promedio 0,7 mm y 0,8 mm, respectivamente. Curiosamente, los fenotipos de hueso delgado revelaron un aumento de 7 veces más en el espesor del tejido blando después de un periodo de curación de 8 semanas, mientras que en los fenotipos de huesos gruesos, las dimensiones de los tejidos blandos se mantuvo sin cambios.
Se detectaron diferencias en la pérdida total de tejidos tantos blandos como duros entre fenotipos óseos delgados y gruesos a las 2, 4, 6, y 8 semanas pos extracción. Más del 51% de estas alteraciones dimensionales se produjo dentro de las 2 semanas de cicatrización. A pesar de observarse engrosamiento del tejido blando observado en los del fenotipos óseos delgadas después de la extracción del diente, se evidencia de que éste fenómeno oculta el patrón de la resorción ósea subyacente pronunciado al enmascarar la deficiencia ósea, sin embargo éste engrosamiento de los tejidos blandos ofrece ventajas para la regeneración ósea posterior y realizar terapias de implantes en estos sitios.
Se puede entonces llegar a la conclusión de que las alteraciones de las dimensiones de los tejidos blandos y óseas después de la extracción del diente en la zona estética juegan un papel esencial para lograr resultados exitosos en la terapia mediantes implantes dentales.
Fig. 1. Las alteraciones de los tejidos blandos fueron analizados en 5 impresiones digitalizadas tomadas al momento de la extracción y a las 2, 4, 6, y 8 semanas después de la extracción (columna izquierda). Con base en este resultado la segmentación, se generaron modelos de malla de superficie y rígidamente alineados por el software Di2Mesh. Las distancias entre las mallas de superficie se presentaron como figuras con códigos de color para identificar zonas propensas a las alteraciones dimensionales de los tejidos blandos y calculados como pérdida total del tejido. Las mediciones de los cambios en los tejidos blandos se basan en impresiones digitales, mientras que los cambios en la estructura osea se basaron en la tomografía cone beam (CBCT).
Fig. 2. Medición del espesor de tejido blando facial en fenotipos óseos delgados y gruesos basado en la tomografía computarizada de haz cónico (CBCT) imágenes a la extracción y después de 8 semanas de la curación.
REFERENCIA:
Chappuis V, Engel O, Shahim K, Reyes M, Katsaros C, Buser D. Soft Tissue Alterations in Esthetic Postextraction Sites: A 3-Dimensional. JDR Clinical. 2015; 9(2): 1885-1925.
Elaborado por : C.D. Luis Alberto Cueva Principe, Mg. Esp. C.D. Andrés Agurto Huerta.