La ecografía de alta frecuencia es la técnica de elección para obtener imágenes de inflamaciones de tejidos blandos palpables de la cara y el cuello. Su resolución espacial es superior al de la tomografía computarizada (TC) y a la de la resonancia magnética (RM), satisfaciendo idealmente la visualización de la mayoría de las estructuras del cuello, y de las patologías que se encuentran entre 1 y 5 cm por debajo de la superficie de la piel. La reducción de la frecuencia de la sonda aumenta esta profundidad de imagen (por ejemplo, en la evaluación de la glándula parótida), pero el esqueleto facial es impenetrable a los ultrasonidos, con lo que el examen a éste nivel es muy difícil de realizarse.
Con el aparecimiento de transductores intraorales esta barrera puede ser algo eludida, mediante formación de imágenes desde el interior de la cavidad oral. Muchos otorrinolaringólogos, por ejemplo, han ampliado su examen clínico de la orofaringe, y los espacios parafaríngeo y periamigdalinos, con una pequeña huella de sondas de ultrasonido intraoral. Estas sondas de diseño personalizado exhiben maniobrabilidad comparable a las piezas de mano dentales y son utilizados por los radiólogos para examinar el componente intraoral de parótida y submandibular conductos.
Aunque de menor importancia las neoplasias de las glándulas salivales es poco frecuente, constituyendo, un 0,5% de los tumores de cabeza y cuello, el 50% de éstos son propensos a ser malignos, lo que hace imprescindible un diagnóstico precoz. Las lesiones de la mucosa de la lengua (dos tercios anteriores) y el piso de la boca se examinan fácilmente por ecografía intraoral, por ejemplo la evaluación ecográfica del grosor del tumor de carcinoma de células escamosas es más precisa que cualquier otra medida de imágenes. Esto tiene importancia para el carcinoma in situ, ya que el riesgo del tumor ya produjo metástasis a ganglios linfáticos aumenta significativamente cuando la lesión tiene un tamaño mayor de 7 mm.
Las apariencias ecográficas de las lesiones de las glándulas salivales menores (fig. 1, 2 y 3) corroboraron el comportamiento histopatológico, específicamente en la distinción de que si la lesión es benigna o maligna. Además, se demuestra la conveniencia y la eficacia de la ecografía intraoral como posible alternativa a la RM o a la TC.
Fig 1. Paciente de 63 años, cuyo motivo de consulta es un aumento de volumen por detrás de la tercera molar inferior derecha A) Examen clínico intraoral que muestra un aumento de volumen con varices prominentes distales al tercer molar, de un diámetro de 3 cm, de consistencia fluctuante. B) Tomografía axial computarizada con contraste, no muestra mayor detalle.
Fig 2. (A). imágenes en tiempo real del lóbulo superficial (flecha blanca) mediante ultrasonografía, revela un contenido líquido espeso. Los puntos blancos muestran los componentes quísticos, D1 demarca el componente más profunda y más sólida de la lesión. (B) Microfotografía de un corte del quiste extirpado, se muestra un contenido mucinoso (flecha negro) y la pared compleja epitelial (flecha blanca), incluyendo células poligonales, mucosa, y células claras. Las características son compatible con un carcinoma mucoepidermoide de bajo grado.
Fig 3. Paciente de 51 años, que presentaba una masa exofítica de aproximadamente 2,3 cm de diámetro. A) y B) En la ultrasonografía Doopler se evidenció una lesión sólida, de ecogenicidad heterogénea la lesión no estaba bien definida., cuya extensión llega al maxilar, antro o la fosa nasal. El flujo Doppler demostró que la lesión es altamente vascular, con muchas vasos pulsátiles (Figura 3b). Los signos mostraban una lesión altamente sospechosa de malignidad; por lo tanto, se procedió a la realización de un resonancia magnética y de la biopsia por incisión. La biopsia confirmo que se trataba de un carcinoma adenoide quístico.
Referencia:
- Sengupta A, Brown J, Rudralingam M. The use of intraoral ultrasound in the characterization of minor salivary gland malignancy: report of two cases. Dentomaxillofac Radiol 2016; 45: 20150354.